Después de ser acusado y condenado por un fraude en el mercado de valores, el ex broker y ahora conferenciando Jordan Belfort escribió una biografía donde explicaba su experiencia a Wall Street. Una historia llena de excesos, sexo, drogas y dinero que llamó la atención del director Martin Scorsese, que ha convertido El lobo de Wall Street en una de sus mejores películas. Estableciendo cierto paralelismo con los gàngsters que protagonizaban ‘Uno de los nuestros’, ahora Scorsese retrata otro tipo de mafiosos incluso más peligrosos: aquellos que por pura ambición y una falta absoluta de principios, acabaron abocando el sistema financiero a la ruina.
Scorsese ha contado de nuevo con la complicidad de Leonardo DiCaprio, que sencillamente borda su papel de Jordan Belfort. ‘El lobo de Nueva York’ sigue el personaje desde su llegada en Nueva York, cuando Jordan es un joven ingenuo pero con iniciativa y unos objetivos claros: ganar dinero en bolsa. Con esta idea a la cabeza, entra a trabajar en una gran empresa donde recibirá, de manso de su cabeza Mark Hanna (en la única y divertidísima escena de Mathew McConaughey) el consejo que marcará su trayectoria a Wall Street: seas ambicioso y adopta un estilo de vida basado en el consumo de drogas y el sexo para tener éxito.
Buena parte de la película es el retrato de la depravación, la locura y la desmesura que definió la vida de Jordan Belfort y, que de alguna manera, funciona como metáfora de la aparente “fiesta sin fin” que se vivió durante la década de los noventa al mundo financiero. Scorsese opta para mostrar estos excesos de manera grotesca y exagerada, para remarcar la idea que la desmesura fue la causa de la quiebra de Wall Street.
Al film, Jordan Belfort se presenta, de entrada, como un gran emprendedor con una visión y un objetivo, que sabe crear y motivar equipos, que se sabe rehacer de los fracasos para impulsar nuevas empresas y que resuelve los conflictos de forma imaginativa. Pero al mismo tiempo, presenta un reverso oscuro y perverso, puesto que se basa en la manipulación y la mentira para lograr sus hitos.
Enredando los clientes que compraban acciones de penique, Belfort consiguió crear una de las compañías financieras más ricas de Wall Street. Pero pronto, sus excesos de todo tipo llamaron la atención del FBI. Engaños, blanqueo de dinero, intentos de soborno y una adicción creciente a las drogas acabarán para hundir Belfort a nivel personal y profesional.
Scorsese ha sabido retratar con ironía las luces y sombras del sistema capitalista. La película que va más allá del retrato del personaje en que se inspira, para hacer una reflexión lúdica sobre la decadencia del sistema financiero, su corrupción y la carencia de moral que, demasiado a menudo, ha movido sus responsables.